Sin duda, la impresión consume recursos -papel, energía, tintas- y el transporte de los productos impresos hasta los lectores también influye. Esto se ilustra a menudo mediante un balance de CO2 o se mide como huella de CO2.
Sin embargo, las pruebas de que los medios de comunicación en línea son menos perjudiciales para el medio ambiente no son definitivas. Dispositivos como teléfonos inteligentes, lectores y ordenadores consumen electricidad durante su producción y funcionamiento. Por ejemplo, Google gestiona 3,8 millones de consultas de búsqueda por minuto, y cada consulta consume aproximadamente 0,3 vatios-hora de electricidad. Esto se extrapola al consumo energético de una lámpara LED de seis vatios durante una hora con 20 consultas.
La producción de hardware, el alojamiento masivo de datos en granjas de servidores, las cargas y descargas también consumen energía y recursos que no proceden sistemáticamente de la "electricidad verde". Además, el aspecto del reciclaje sigue sin estar claro. ¿Cuánta energía y materias primas pueden ahorrarse o recuperarse reciclando aparatos electrónicos? ¿Qué porcentaje de artículos electrónicos se reciclan?
Existen hechos concretos sobre el papel: Se trata de una materia prima renovable que se obtiene de forma sostenible a través de métodos con certificación FSC en la silvicultura europea. El papel demuestra una compatibilidad excepcional dentro de una economía circular: la tasa de reciclaje de residuos de papel en relación con el consumo total de papel es superior al 95% en Alemania, y se ha mantenido estable en algo más del 70% en el conjunto de Europa durante unos diez años.(1) Además, la utilización de residuos de papel contribuye positivamente al balance de CO2 del papel.
En cambio, los datos sobre los medios electrónicos son mucho menos concretos. Según Greenpeace, el consumo mundial de soportes electrónicos se duplicó de 2000 a 2015. Otras fuentes(2) estiman que cada año se generan en el mundo unos 50 millones de toneladas de residuos electrónicos. Sólo una proporción muy pequeña se recicla de forma sistemática; en la UE, la tasa de reciclaje es ligeramente inferior al 40%. (3) Esta tendencia se acelera: cada vez hay más dispositivos digitales que consumen más volumen de datos y, por tanto, energía y recursos.
La comparación entre el buzoneo y el envío de correos electrónicos parece sencilla a primera vista. Los correos electrónicos, al ser virtuales, parecen tener un impacto medioambiental mínimo. Sin embargo, el tráfico de datos también requiere energía y recursos. Un correo electrónico genera una media de unos 10 gramos de emisiones de CO2, mientras que una carta estándar (incluyendo producción, impresión y envío) emite unos 20 gramos(4) ¡Una victoria por puntos para el correo electrónico! ¿De verdad?
Las listas de correo suelen permanecer abultadas y rara vez se someten a limpieza para eliminar a los "desuscritos". Además, a menudo se incluye en el campo "cc" a personas potencialmente interesadas en el contenido del correo electrónico. Aunque esto no conlleva gastos de envío, consume energía. En consecuencia, la ventaja de CO2 del envío de correos electrónicos disminuye rápidamente si las listas de distribución se amplían ilimitadamente o los correos electrónicos carecen de orientación. Aunque se valora la modernización, priorizar conscientemente la calidad sobre la cantidad en la distribución de correos electrónicos no perjudica al medio ambiente.
Deutsche Post ha publicado un estudio sobre el negocio de la venta por correo junto con un instituto de marketing(5) . En él se compara el éxito de los envíos impresos con el de los envíos por correo electrónico. El resultado: para generar el mismo número de pedidos, se pueden enviar 200 correos electrónicos, que, según el cálculo realizado anteriormente, provocan unos 2.000 gramos de CO2, o 15 cartas publicitarias, que entonces emiten un total de sólo 600 gramos. Así que en este caso, un punto claro para el producto impreso. También es importante, independientemente del aspecto de la sostenibilidad, que los folletos, por ejemplo, sigan utilizándose intensivamente como soporte publicitario a pesar de la creciente competencia digital, con una ligera tendencia al alza: ¡la impresión funciona!
Un estudio realizado por Deutsche Post y un instituto de marketing comparó los envíos impresos con los envíos por correo electrónico (5). Para generar un número equivalente de pedidos, se necesitan 200 correos electrónicos (que causan unos 2.000 gramos de CO2) o 15 cartas publicitarias (que emiten un total de sólo 600 gramos). En este caso, el producto impreso se perfila como la opción más respetuosa con el medio ambiente. Además, independientemente de la preocupación por la sostenibilidad, los folletos siguen siendo un medio publicitario eficaz en medio de la creciente competencia digital, lo que muestra una ligera tendencia al alza: ¡la impresión sigue siendo eficaz!
Otros institutos de investigación también han llegado a la conclusión de que los medios impresos no tienen intrínsecamente un peor impacto ambiental que sus homólogos digitales. El argumento es que un medio impreso consume recursos y energía durante su producción una sola vez, pero puede utilizarse varias veces. La determinación depende de la aplicación específica, el uso real, los materiales, las rutas de transporte y otros factores. El uso repetido de los soportes digitales exige energía cada vez que se accede a los datos. No obstante, es crucial tener en cuenta que no hay reglas fijas, y que la impresión puede ser un aspecto sostenible de la comunicación, en pie de igualdad con la comunicación en línea.
La industria de la impresión avanza continuamente, y tanto los fabricantes de maquinaria como las imprentas dan prioridad a la sostenibilidad. Un menor consumo de energía no solo favorece un mayor equilibrio medioambiental, sino que también reduce los gastos operativos.
La sostenibilidad y la eficiencia energética son ahora factores competitivos y de costes decisivos para los proveedores de la industria de los medios impresos, y esto se aplica tanto a nuestros clientes como a HEIDELBERG como empresa, afirma el Dr. Ludwin Monz, CEO de HEIDELBERG. Las innovaciones se dirigen cada vez más a frenar las emisiones de Alcance 3, una palanca importante para reducir la huella global de CO2 de HEIDELBERG.
Por poner sólo un ejemplo: la comparación entre una Speedmaster CD 102-6+L de 1990 y la actual Speedmaster XL 106-6+L revela una reducción del 40% en el consumo de energía por cada 1.000 hojas, pasando de 13,8 kWh a 8 kWh gracias a las continuas innovaciones y mejoras del sistema. HEIDELBERG aspira a la neutralidad climática en todas sus plantas (Alcance 1+2) para 2030, compensando las emisiones inevitables, y a la neutralidad climática completa (Alcance 1+2) para 2040 sin medidas de compensación. La visión de la empresa gira en torno a tener la menor huella ecológica del sector en toda la cadena de valor.
(2) https://twosides.info/electronic-communication/
(3) https://de.statista.com/themen/8463/elektroschrott/#topicOverview
(4) international anerkannter Schätzwert, u.a. des Rats für Nachhaltige Entwicklung der Deutschen Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit
